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VELAR - AFGANISTÁN 2°Parte:

Actualizado: 18 ago 2021

VELAR

Una de sus principales acepciones es aquella que consiste en realizar una guardia para acompañar a alguien que ha fallecido, cuidar a alguna persona enferma o proteger una propiedad. Esta acepción proviene del vocablo latino vigilāre y se asocia a la vigilancia que realiza una persona. El concepto de velar también puede derivar de velāre, que a su vez tiene su origen en velum (“velo”). En este caso, el verbo alude a tapar algo. La palabra ‘VELO’, del latín ‘velum’, significa cuidar, velar o proteger a la MUJER. REVELAR 1. Descubrir o hacer saber cosas que son secretas o ignoradas, especialmente, comunicar Dios a los hombres cosas que estos no pueden saber por sí mismos. 2. Descubrir o manifestar [algo] lo que estaba oculto. DESVELAR 1. Quitar [algo] el sueño a alguien. 2. Descubrir o manifestar [algo] lo que estaba oculto. REVELAR VS REBELAR Revelar significa descubrir lo que estaba oculto o permanecía ignorado. Quitar el velo que esconde algo.

Rebelar, en cambio, se refiere a sublevar o alzar contra algo o alguien, u oponerse o resistirse a obedecer determinadas órdenes. Como tal, son palabras homófonas, esto significa que se pronuncian igual, pero se diferencian en la escritura. Y en muchas otras cosas....



Occidente está en estado de alarma desde que el régimen talibán ha tomado la capital y ha amenazado con poner el burka a todas las mujeres.

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El burka, es decir, el velo integral, nos asusta y no es para menos.

Pero como ocurre con los 'micromachismos' que no se suelen detectar, tampoco lo hacemos con facilidad con otros signos más sutiles que pasamos por alto y que conviven a nuestro lado cada día. ¿Porqué incluso mujeres que en sus países de origen no llevaban el hiyab, sí lo hacen cuando viven aquí?. ¿Cuál puede ser la causa? Los prejuicios de occidente, nuestra supuesta superioridad moral frente a otras culturas venidas de oriente, hace que muchas mujeres se lo pongan porque piensan que las protege de ciertas miradas e intenciones. Se cubren como forma de repeler la exagerada hipersexualización que sufren niñas y mujeres en nuestra sociedad. Y hay que reconocer que es un gesto comprensible. Para niñas, adolescentes y mujeres adultas es una seña de identidad cultural. Es una declaración de intenciones.

'¿No es aceptable en una sociedad libre que algunas sigamos nuestra religión?', esgrimen muchas de ellas.

La mayoría de las feministas hemos dudado en algún momento si debíamos ser críticas con estas costumbres por ignorancia al principio y por miedo a resultar xenófobas e islamófobas después. Los últimos años hemos tenido encuentros feministas con mujeres que llevaban hijab y se sentían 'empoderadas'. Hemos escuchado en muchas ocasiones por su propia boca que lo hacían de manera voluntaria y que era una seña de identidad de su origen, un signo de reivindicación de su cultura. Mimunt Hamido Yahia @Mim_Rif, activista feminista magrebí , lleva años explicando qué significa el velo y el porqué de su necesaria abolición. Mientras cada vez más mujeres procedentes de contextos islámicos como Mimunt, Najat El Hachmi (https://www.instagram.com/najat_el_hachmi), Násara (@ShrawiFeminist), a quienes sigo hace tiempo, han explicado por activa y por pasiva que el relativismo cultural a la hora de 'respetar' ciertas tradiciones (como el uso del velo) es un problema gravísimo de occidente, son acusadas de islamófobas por la progresía y comparan sus discursos con los de la extrema derecha. Mimunt Hamido explica que:

"El 'Relativismo cultural' es una enfermedad que recorre Europa, una enfermedad que se está volviendo crónica, porque no quieren, no pueden o no saben cómo atajarla. ¿Esta enfermedad tiene cura? Por supuesto, la tiene, pero como decían antes los médicos de cabecera, el enfermo tiene que tener voluntad para curarse. La cura es fácil, solo hay que tener siempre presente la carta de los derechos humanos y aplicarla".

En este manifiesto lo explica muy bien: https://nonostaparanblog.wordpress.com/2020/03/07/manifiesto-8m/ Algunas feministas han preferido aceptar esos argumentos y los defienden a capa y espada. Incluso a través de cargos de representación institucional. Mientras otras, que hemos escuchado atentamente a quienes desde esa misma cultura lo han denunciado, las que nos seguimos deconstruyendo día a día de nuestra cultura patriarcal y liberando muy poco a poco de nuestros todavía comportamientos machistas, hemos sido conscientes de que apoyarlo, tolerarlo o callar era un craso error. Parece que todavía hay personas de corte progresista que no se han dado cuenta que lo mismo que criticaban de nuestro pasado más rancio en cuanto a tradiciones religiosas se refiere, lo estén defendiendo ahora porque se trata de otra cultura y hay que respetar a todo el mundo haga lo que haga, aunque se ataquen los derechos humanos. Esas mismas personas que celebran el aniversario de García Lorca y que han leído y visto representada su obra 'La Casa de Bernarda Alba', parece que se olvidan que lo que escribió el poeta no era ni más ni menos que la denuncia de la ausencia de libertad injusta provocada por las tradiciones.


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Quizá si recordamos y escuchamos a nuestras abuelas (aquellas que aún las tengan consigo) y leemos acerca de nuestro pasado patrio, podamos entender qué les ocurre a las mujeres musulmanas que usan hiyab, comprender sus procesos y proceder de la misma forma que se hizo para acabar con el lastre de los lutos para las mujeres, que las enterraban en vida. En aquel tiempo (principios del SXX), la costumbre era que todas las mujeres de la familia, incluso las niñas, paralizasen totalmente su vida para mostrar el duelo.

“Hacer el luto” no era solo ponerse ropas oscuras, se trataba de un complejo y rígido ritual que exigía renunciar absolutamente a todos los placeres de la vida. Desde bailar, escuchar música, comer dulces, hasta exponerse al amor durante periodos de tiempo larguísimos.

Una auténtica cárcel, una jaula sin cerrojo que escondía una condena sin haber cometido delito alguno, excepto eso sí, ser mujer: - Luto y por tanto reclusión de dos a cinco años por el fallecimiento del cónyuge - De dos a cinco años por el fallecimiento de un hijo - Un año y seis meses por la muerte de los padres. - Seis meses por la muerte de los abuelos. Todo esto dependiendo de la zona de España: en algunos lugares el duelo por cada miembro de la familia fallecido podía llegar a suponer cinco años. Y en ocasiones se encadenaban varios lutos.

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“No podíamos salir a la calle, no podíamos ir a donde hubiese mucha gente, no podíamos ir a reuniones, ni a fiestas, ni al teatro… y el cine, ¡eso era pecado mortal!”- Consuelo Canedo, 1931

A las mujeres que se encerraban jóvenes por luto y encadenaban varios, les podía ocurrir que al acabarlos, ya no estuvieran en 'edad casadera', así que se quedaban solteras.... Lo de quedarse soltera no es algo preocupante hoy, pero en esa época significaba que si no tenían trabajo remunerado, marido, ni una pensión, esas mujeres, a veces hermanas o primas, veían como única salida la de vivir juntas de por vida. Cuidando a otras personas y entre sí. En el caso de las mujeres más mayores era aún más tremendo ya que se ponían un sombrero con un velo negro al que llamaban ‘pena’. O un gran manto de seda negro que le cubría todo el cuerpo” (como son ahora los burkas).

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'A los hombres, en cambio, apenas se les imponía nada: “Iban solamente con una banda negra en una manga o con un botón negro en el ojal”. Ellos sí tenían permitido salir, dado que eran los que trabajaban en las casa, y podían ir a tomar el café y jugar la partida y a beber al bar, donde al entrar, no todo el mundo reconocía inmediatamente su situación civil'.

Si alguien fallecía las mujeres rezaban el rosario durante ocho días ininterrumpidamente.

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Los hombres, por su parte, se mantenían al margen del ritual. No iba con ellos. '

A pesar de que las mujeres estaban obligadas a comportarse con recato y a cumplir con el estricto protocolo que hacía ver al mundo que no estaban 'disponibles', las relaciones en el lecho conyugal no estaban vetadas'. "Tener, tenían hijos hubiese luto o no. Había que estar disponible si el hombre quería".

Hasta se tapaba la jaula de los pájaros para que no cantasen....

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Cuando el periodo de luto estricto pasaba se entraba en lo que se llamaba 'alivio', un momento en el que ya se permitían prendas con algún detalle de color. ¿Pero quién imponía aquellas normas?. ¿Quién determinaba cuánto tiempo había que ponerse ropas oscuras?. ¿Cuánto tiempo duraba el duelo?. ¿Cuándo una podía empezar a ponerse colores nuevo?. Las mujeres que lo han sufrido cuentan que "Eran costumbres adquiridas en las familias que pasaban de generación en generación. No era que en la iglesia te dijesen que tenías que hacerlo pero desde luego tampoco te iban a decir, ¡quítese usted esas ropas que parece un fantasma!". Porque ni siquiera hace falta que te digan qué debes hacer cuando tu entorno lo hace y terminas por normalizarlo.

Por eso, como en el caso del hiyab, son las propias mujeres las que eligen llevarlo, lo cual se aleja de la idea popular de que son los hombres los que las obligan a llevarlo. Todo lo contrario, cuando llegan a cierta edad, las mujeres musulmanas piden llevar el velo de forma voluntaria. No hay feminismo que no sea abolicionista. Abolición de cualquier yugo que someta a las personas y especialmente a las mujeres, porque siempre somos 'las otras'. Por tanto, la abolición del género, de la prostitución, de la explotación reproductiva, de las imposiciones como el velo (el hijab, el burka, el chador, el khimar o el niqab), es necesario.

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Las novias veladas Repasando un poco la historia en torno al VELO, se recogen tradiciones muy extendidas y que perviven hasta el día de hoy desde la antigüedad. Lo preocupante es que hemos romantizado la idea de usar velo como un signo actual y a la moda. Las novias veladas están de moda. Las novias veladas son aquellas que deciden entrar en la ceremonia con la cara cubierta con este complemento.

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Dando un toque de misterio y magia al esperado momento de la entrada de la novia. Para ello, se utilizan velos de dos capas, una que puede ponerse al frente, y la otra hacia atrás. Tanto es así que hasta mujeres que se casan por lo civil, usan el velo orgullosas sin cuestionar por qué lo hacen ni cuál es el origen del mismo. La más reseñable es la tradición de usar velo (para las mujeres, siempre para la mujeres), como una forma de evitar que el novio viese la cara de su prometida antes del enlace, ya que su matrimonio era algo pactado entre las respectivas familias por motivos económicos o políticos y no se habían visto nunca antes. De este modo no podría arrepentirse antes de haberse casado. Lo que ocurriese después poco importaba (excepto a ellas). El velo en época romana Primero en la Antigua Grecia y, más adelante en la Antigua Roma, acostumbraban a usar este complemento por varios motivos: además del interés en el que el prometido no viera su rostro antes del casamiento ya mencionado, superstición y protección hacia la vulnerabilidad de la novia. Ya que la envidia de otras mujeres al ver desfilar a la novia hacia la ceremonia podría provocar el “mal de ojo” sobre ella y cubrirse con un velo era una forma de protegerla. Fue con las nuevas formas de gobierno en la alta y baja Edad Media y la consolidación de la pirámide de clases sociales, cuando el velo se convirtió en símbolo de opulencia y poder. En los pueblos bárbaros de Europa septentrional, el velo tenía el significado de “¡novia robada!” (una norma bastante frecuente). Solo las mujeres que habían sido secuestradas lo usaban y así se producía esa diferenciación. Símbolo de pureza Desde el siglo XIX, el uso del velo para celebraciones cristianas se impuso como obligatorio o imprescindible, simbolizando la virginidad y pureza de la novia. El rostro velado se traducía además de en la castidad , en la entrega total al esposo. El uso del velo blanco (que al principio no era de ese color), acrecentó el simbolismo de la pureza. También las monjas, mujeres que se consagraban a Dios, se velaban y aún lo hacen en la mayoría de las órdenes religiosas. Las monjas llevan velo y Cofia o Toca (también llamada Griñón), que es la prenda que cubre la cabeza y se lleva bajo el velo. Pero no todas las monjas usan Cofia. En un rito de entrega y tras emitir sus votos, se ponían el velo. El velo. Significados de un velo femenino”- de Giulia Galeotti, explica el sentido y las emociones relacionadas con la velatio, es decir, la entrega del velo a la consagrada.


"La monja, consagrada en la virginidad para ser exclusivamente esposa de Cristo, debe apartarse de otros posibles pretendientes y amantes. Se retira del mundo, al claustro (Claustrum, término de donde provienen claustrale, clausura), para estar siempre bajo la mirada de Dios y sólo gustarle a Él por la pureza y la intensidad del amor”- Sor Anna Maria

Según esta religiosa explica, "esta costumbre no tiene nada de opresora, es más, el velo es muy apreciado por la monja que lo lleva muy devotamente: lo besa cada vez que se lo pone y se lo quita. Esto la aparta de distracciones y la ayuda a tener la mirada del corazón más directamente hacia Dios, en la contemplación de su rostro siempre deseado y cercano".



Matrimonios arreglados: Oriente En las culturas de Oriente, los matrimonios eran convenidos por las familias de los novios y aún hoy se hace en algunos lugares. De esta forma, nadie se rechazaba y se 'velaba' el cumplimiento del trato. La tradición musulmana fue más estricta. Cada vez que la mujer salía de su casa, debía ocultar su cabeza y parte del rostro. Con el paso del tiempo, se hizo aún más rígida y solo se permitió que los ojos quedaran al descubierto. Los velos debían llevarse de por vida. Las mujeres solteras como señal de modestia y las casadas como indicio de sumisión a sus esposos.


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O empezamos a cuestionarnos desde dentro dónde están nuestros fallos o no seremos capaces de cambiar el rumbo que está tomando el mundo. Debemos estar al lado de las mujeres afganas. Debemos estar al lado de las mujeres que están sometidas a lo largo y ancho del mundo. Aquellas que son violadas de manera sistemática, aquellas a las que se les niega el acceso a los estudios, aquellas que son ocultadas, que son sepultadas en vida. Pero también debemos de hacer pedagogía y tras aprender y tras deconstruirnos, ayudar a otras mujeres no solo a REVELARSE sino a REBELARSE. #yoestoyconlasmujeresafganas #igualdad #Afghanistan #Afghan #AfghanWomen #AfghanLivesMatter Fuentes: Mimut. Raquel Pelaez- Moda el País.

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