El 2020 iba a ser mi último año del Ciclo Superior en Promoción de Igualdad de Género y las prácticas prometían ser muy interesantes, ya que me habían aceptado donde había solicitado hacerlas.

Pero entonces llegó la pandemia y todo se trastocó...

Como siempre creo que no hay mal que por bien no venga, no perdí la esperanza de que la experiencia de las prácticas terminase siendo buena, como así fue. 

Finalmente recayó en nuestra tutora y eso significaba que íbamos a poder aprender a pesar de los inconvenientes del confinamiento. Teníamos que realizar una serie de actividades y éstas debían vincularse a la empresa donde íbamos a realizar las prácticas. Como en mi caso no era posible por la singularidad de dicha empresa, se me dio la opción de buscar otra opción.

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No sé porqué, pero la primera en la que pensé no era una ONG ni una empresa, sino un proyecto del que había oído hablar un año atrás. Una de mis compañeras del ciclo se hizo eco de él, me enamoró enseguida y descubrí que conocía a una de las periodistas que estaban en el equipo del proyecto, Laura Bellver, ya que fue ella en el 2012, quien vino a cubrir la noticia de la creación de una iniciativa ciudadana para paliar el desastre de los terribles incendios de ese verano (del que surgió una asociación medioambiental de la que fui cofundadora: "Un Voluntario, un árbol").

No volví a saber más de este proyecto, pero por alguna extraña razón, surgió en mi mente y busqué inmediatamente información acerca de cómo se encontraba el mismo. Volví a reenamorarme de él y realicé un primer montaje de videopizarra para explicar en qué consistía.

Luego decidí contactar con Laura y debo decir que la receptividad fue inmediata. Tanto es así que se ofrecieron a reunirse online conmigo para aclararme dudas y poder realizar mi trabajo de la mejor manera posible.

Ya en las entrevistas que había leído acerca del proyecto, era fácil captar el amor y pasión que se trasmitía por parte de cada una de las integrantes de él. Impresionante la humildad y la ausencia de ego de estas magníficas profesionales, dejando a las redactoras (las reclusas) el lugar que se merecían, que era el de PROTAGONISTAS. Pero cuando tuve la ocasión de asistir a una reunión del equipo, al que me invitaron con los brazos abiertos, supe que este proyecto iba a crecer , ya no por necesidad, que también, sino por el potencial que tenía y tiene. 

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De hecho están en plena campaña de crowdfounding para poder llevar a cabo la 3ª edición.