La Libertadora sobre ruedas
- Visa Promig
- 13 sept 2020
- 6 Min. de lectura
Indira Ranamagar ha rescatado a más de mil niños y niñas de las cárceles nepalíes.
Es trabajadora social y fundadora de la ONG Prisoner's Assistance Nepal.
Indira se ocupa de que los niños y niñas que viven entre rejas junto a sus padres o madres en Nepal, tengan una vida digna, ya que en prisión no reciben educación ni una alimentación adecuada.
Ha rescatado ya de las prisiones a más de 1600 niñas y niños inocentes que son obligados por ley a permanecer en un lugar donde se exponen a la desnutrición, la violencia, los abusos o la explotación, y que ahora viven en una de las 10 casas de acogida que ella misma gestiona desde el año 2000.
“Los padres cometen los delitos, pero eso no significa que se deba castigar a los niños”

Indira considera que hasta los 5 años, los niños y las niñas deben permanecer junto a sus madres (o padres en algún caso), salvo alguna excepción. Por esta causa, han abierto dos centros de día, uno en la cárcel de mujeres de Katmandú y otro en la del Jhapa, para que los menores no tengan que separarse de sus madres.
También han creado una biblioteca en la prisión de Palpa.
"Si inviertes en los niños, ellos invertirán en la sociedad y el mundo será distinto"
En numerosas ocasiones el único delito que cometen las personas que entran en prisión en Nepal es haber firmado documentos que no entienden. La mayoría no tienen formación ni recursos, por tanto suelen desconocer cuáles son sus derechos. Sólo quienes tienen dinero logran escapar del infierno de vivir detrás de los barrotes y de unas pésimas condiciones higiénicas y sanitarias.
Indira vivió su infancia en una familia pobre del Nepal rural. Desde pequeña siempre soñó con ir a la escuela, pero su familia, que no tenía los recursos suficientes, decidió que sólo fueran sus hermanos varones. En Nepal hace 50 años, cuando Indira vino al mundo, era más importante la formación de los hombres, ya que se consideraba que las mujeres "solo servían para estar en casa y tener hijos”. Por desgracia no han cambiado mucho las cosas desde entonces, ya que a pesar de que la educación es gratuita y obligatoria entre los 6 y los 11 años, sigue existiendo una gran brecha educativa. Muchas niñas son forzadas a casarse a edades tempranas, incluso antes de llegar a la adolescencia o son obligadas a realizar las tareas del hogar y/o del campo, por lo que terminan abandonando la escuela.
Indira intentaba aprender por su cuenta todo lo que podía de los libros que sus hermanos traían de vuelta de la escuela y observaba cómo realizaban las tareas.
Tras su formación autodidacta que supuso un gran esfuerzo, puesto que no estaba liberada de realizar tareas en casa, logró una beca para estudiar en la capital, Katmandú, y así pudo por fin educarse formalmente, convirtiéndose en una excelente alumna y posteriormente en profesora.

Esta experiencia vital de Indira hizo que se empeñase en que no hubiera más niñas sin educación. Por eso, aunque estos programas van dirigidos a mujeres y hombres y ayuda a los hijos e hijas de las personas recluidas, se focaliza en las niñas y las madres por ser el colectivo más discriminado.
Hasta las cárceles de mujeres tienen peores condiciones, que es precisamente donde suelen recaer los menores, además de estar mucho más abandonadas y aisladas de las poblaciones que las cárceles de hombres, una metáfora de cómo están estas mujeres, abandonadas y asiladas socialmente.
Este es el principal motivo de que el programa para las mujeres PA incluya como meta empoderarlas para que sean autónomas y puedan aumentar sus posibilidades de independencia.
Dentro del programa de empoderamiento a las adolescentes y mujeres más jóvenes, existe el proyecto GEN (Girls Education Nepal), donde las chicas cuidan de las tierras familiares así como de los abuelos y abuelas, mientras los padres están en la cárcel. De esta manera, la familia no pierde los cultivos y ellas consiguen cierta independencia. El programa cubre la totalidad de los gastos en educación y además les facilita una bicicleta para solucionar los problemas de movilidad y que puedan llegar a la escuela para seguir formándose.


Indira no conforme con proporcionarles una formación, ha diseñado una línea educativa propia basada en las necesidades especiales de su alumnado, para lograr su empoderamiento teniendo muy en cuenta la transmisión de la necesidad de la sostenibilidad del planeta.
Todos los niños tienen algo especial y saben hacer algo de manera única
LAS ESCUELAS “JUNKIRI”
“Junkiri” es el nombre que tienen las escuelas creadas por Indira, que en nepalí quiere decir "Luciérnaga". Simboliza una luz única y singular que tiene dentro cada persona.
Este sistema educativo desarrollado por la organización PA Nepal ofrece actualmente escolarización a un total de aproximadamente 300 entre niños y niñas. La educación Junkiri se centra en el respeto por los seres vivos, el amor y la naturaleza, sin tener en cuenta la casta, la religión o el género. Y se basa en la vivencia y la práctica y además de las asignaturas tradicionales y oficiales del sistema educativo del país, se trabaja la agricultura, la cocina, la creatividad, etc.
Ofreciendo diferentes programas también para las personas jóvenes que han crecido en sus casas de acogida ; en la agricultura ecológica, la ganadería, la hostelería, la artesanía o como guías locales de montaña.
Además son escuelas coeducativas, ya que ofrecen una educación en contra de la discriminación de las mujeres. Cuya finalidad no es otra que la de crear desde la raíz, una sociedad justa e igualitaria.
La educación es un elemento vital para romper el ciclo de la pobreza, disminuir la delincuencia y luchar contra la discriminación de la mujer
No haber podido estudiar de niña en la escuela mientras sus hermanos sí lo hacían y otras tantas discriminaciones de género sufridas durante su juventud, son probablemente los ladrillos que han construido la personalidad luchadora hasta el infinito de esta mujer de eterna sonrisa, pasión desbordante y esperanza inquebrantable y que también han servido de cimientos para construir escuelas por todo el país.

Además, para lograr un cambio social real, la organización acompaña y ayuda de manera integral a las personas presas más vulnerables y a sus familias.
Por un lado dentro de prisión, donde les ofrecen diferentes programas educativos y de alfabetización (leer y escribir), así como formaciones del ámbito sanitario, de agricultura/jardinería, de artesanía, de musicoterapia y de cocina, con el objetivo de desarrollar diferentes oficios y adquirir habilidades para el futuro. Además de asegurar que dispongan de una comida al día.
Por otro lado, en la compleja reinserción posterior, para así ofrecerles un futuro mejor, implicando a toda la comunidad para romper con el estigma que las personas presas tienen en el país. También desde la organización cuidan que se mantenga el vínculo familiar durante el proceso para favorecer la reunificación posterior.

Hay que remontarse a los años 90 para entender qué pudo pasar para que surgiera la idea de crear esta organización. En Katmandú, Indira conoció a Parijat, una famosa escritora y activista de los derechos humanos que la acercó al proyecto Prisoner Assistance Mission.

Este proyecto nació en 1991 para lograr el bienestar de las personas presas denunciando los casos de injusticia y las malas condiciones de las cárceles.
Indira comenzó a acompañar a Parijat la a las cárceles para ver de cerca las carencias del sistema penal de su país.
La organización en principio se centraba sobre todo en los presos políticos, pero Indira poco a poco perdió ese foco para ponerlo en la población carcelaria general, especialmente en quienes tenían más dificultades.
A la muerte de Parijat en 1993, Indira se centró en el rescate, cuidado y educación de los menores presos con su familia, hasta que en el año 2000, fundó la organización que actualmente preside.
Indira RanaMagar se ha convertido en una de las activistas más importantes por la dignidad y derechos de las personas presas, además de una defensora de la coeducación.
Tanto es así que el eco de sus acciones han tenido repercusión y En 2004, fue nominada para el World’s Children Prize, y quedó finalista junto a Malala, otra mujer admirable.
En el el 2017, fue nombrada una de las 100 mujeres más inspiradoras elegidas por la BBC.
Por si no fuera suficiente para Bicibilizar la vida de esta gran mujer, cabe destacar que Indira fue la primera mujer nepalí en completar la vuelta ciclista de su país y en "callar las bocas de quienes pensaban que las mujeres no debían montar en bicicleta".
Una persona solidaria con un corazón enorme llamada Marta, se puso en contacto conmigo hace unos meses para pedirme colaborar con una ONG recién creada llamada Casa Terra. Enseguida me convenció aún sin saber qué había detrás.....
Yo tan sólo tenía que colaborar donando el 50% de las ventas de una serie de productos artesanos especiales y en ello estoy. Lo que no esperaba era averiguar pocos días antes del evento, para qué irían destinados ese dinero.
El proyecto elegido es precisamente el de Indira, por lo que la emoción de saber que el hilo conductor de la sororidad en ruedas va a seguir recorriendo el mundo, no me puede hacer más féliz.
Este vídeo resume a la perfección la vida de Indira ...."ESPERANZA", que así es como se llama el tema del grupo Txarango para presentar el proyecto, cuyo cantante es el fundador de la ONG Casa Terra. Alguer Miquel, conmovido por las realidades sociales injustas de su entorno y de lugares donde ha viajado, se enamoró antes que yo de Indira y gracias al destino, nos ha unido en el camino.
pd. Si os interesa adquirir alguna creación artesana y participar de este proyecto, seguidnos en las redes y /o venid al evento. Para asistir es necesario hacer reserva puesto que el aforo es limitado debido a la covid19.

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